Si hay desde unos años un fenómeno
cultural en auge y que no conoce fronteras es el de Juego de Tronos.
Esta narración épica, de magia y aventuras, con rasgos de Walter
Scott y de las sagas de espada y brujería de Robert E. Howard, ha
triunfado en todos los formatos culturales a los que ha sido movido,
siendo el último y no el menos destacable el del cómic.
El inicio de la saga es la literatura.
Esa literatura de masas que pide argumentos movidos y tramas
entretenidas que sabe combinar en el caso de George R. R. Martin
muchos géneros y muchas cuestiones distintas. Esa mezcla de
elementos le hace sobrepasar las tramas de Ken Follet o de los
clásicos de las aventuras y la magia de las revistas pulp como el
mencionado Robert E. Howard (creador de Conan el Bárbaro y de todo
el universo en el que este se desenvolvía).
De la literatura la obra pasó a la
televisión. Una adaptación cinematográfica sería posible, pero
habría que idear un formato similar al de El señor de los anillos,
una forma de trilogía, o incluso mayor aún, para poder destrañar
todo el universo de lo contado en los libros. La producción
televisiva lleva la firma de la HBO lo que habla de un alto
presupuesto y de una calidad en la escritura y en la realización, lo
que hace que cada capítulo sea como una pequeña película con
diálogos cuidados y también con una técnica y una imagen muy
trabajaba y perfeccionada.
Por último la obra ha pasado al cómic.
Este género secuencial de narración en forma de imágenes puede
adaptar con mucha precisión lo contado por Martin en sus libros. Y
permite además que un lector distinto, al que los grandes libros y
el exceso de palabras le asusta, pueda acercarse a la obra literaria.
Una forma distinta de contar lo mismo, pero una forma válida. Y eso
añadiendo que el precio, 14,95, es muy bueno tratándose de un
cómic.
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