Los libros deportivos están viviendo
un auge en estos días. En los últimos años editoriales completas
se dedican a editar y publicar libros sobre temas deportivos, sobre
todo de fútbol. Los éxitos de nuestros equipos y el mayor consumo
de prensa e información deportiva ha motivado que las editoriales
miren hacia el deporte como tema interesante que publicar.
Los libros tratan temas variados y son
escritos por periodistas que en unos casos exhiben su nombre y su
prestigio y en otros su buen estilo y su interesante forma de narrar
el deporte. Numerosos son los casos de uno y de otro estilo, y
engañosos los títulos, los nombres de los autores y su capacidad
para trasladar en palabras la narración de lo vivido.
Entre los hombres con prosa
interesante, distinta y de calidad está Carlos Arribas. Cronista de
El País, es un periodista deportivo distinto. Fuera del ruidoso
mundo del fútbol, Arribas se especializa en ciclismo y atletismo, y
sus artículos y crónicas son de lo mejor de su periódico, muy por
encima de algunos periodistas o escritores que expresan su opinión
en el dominical.
Estos días Arribas presenta un libro
sobre una de las personalidades más abruptas y distintas del
ciclismo español, Luis Ocaña. El genio que se opuso a Merckx, el
caníbal, el hombre que quería ganarlo todo, que esprintaba en las
metas volantes y en los premios de la montaña.
Ocaña, con una historia dura, un
extranjero en España, su país de nacimiento, y en Francia, su país
de adopción. Un hombre que no pudo soportar la vida fuera del
ciclismo, que se quitó la vida antes de cumplir los 50 porque ya no
encontraba que hubiera un sentido. Un hombre que entre gritos perdió
un Tour de Francia, caído y derrumbado en una cuneta, con los huesos
rotos y el llanto de perder algo más que la integridad física.
Arribas narra la historia de Ocaña,
uno de esos olvidados forzados de la ruta, cuya historia no se cuenta
porque no ganaron lo suficiente, como el Tarangu, como Jiménez, como
el Chaba, olvidados y enormes, épicos y derrumbados, que llenaron
los sueños de muchos niños y que ahora recuperamos gracias a
Arribas.
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