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domingo, diciembre 22, 2013

LA DESAPARICIÓN DE LA VIDA NOCTURNA


La desparición de la vida nocturna en las ciudades españolas es cada vez mayor. Encontrar lugares a los que ir a determinadas horas de la noche es muy difícil, sino imposible. Las normativas de los ayuntamientos, que no saben conciliar la vida nocturna callejera con la de los durmientes, han empobrecido y casi hecho desaparecer el ambiente nocturno de nuestras calles.

Y esa desaparición es también desaparición de vida cutural. Los locales cada vez tienen más impedimentos para mostrar la cultura que hay en los lugares que ocupan. La música, no sólo en directo, sino también los discos y el trabajo de los dj's está cada vez más perseguida. Es difícil organizar un concierto en directo. Y es muy difícil que a determinadas horas suene música en un local.

De las conversaciones y la vida en los bares de madrugada han nacido muchas ideas, muchas sensaciones y mucha narrativa y ficción que después ha llenado las pantallas, las páginas de los libros. Pero hay también otra cultura: la de la moda que se ve en las gentes que acuden por la noche (vestidas de manera diferente a cómo irían a otros lugares), la de las bebidas que se beben, la de las comidas que se sirven.

Las ciudades son cada vez más aburridas. Las normativas, los policías, el miedo y el tedio se juntan para que no haya manera de encontrar lugares divertidos que puedan aglutinar a un público que necesita divertirse para luego poder rendir. Pero que también necesita esa diversión para poder crear productos culturales.

Así, todo se vuelve más gris y más igual, más aburrido. La imposibilidad de los estamentos públicos para crear normativas que hagan posible la compaginación de las vidas de unos y otros es manifiesta. No se piensa más que en prohibir, en lugar de buscar otro tipo de soluciones más imaginativas y que puedan también compaginar vida y diversión. En este momento de crisis, no sólo nuestras vidas diarias son grises y tristes, también las noches. 


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