De todo lo que se escribe hoy en día,
de lo que se publica y se edita y se lee, ¿qué tiene opciones de
pasar a la historia de la literatura? El libro actual, como sinónimo
de divertimento fundamentalmente, se halla muy estacionado en
diferentes géneros muy establecidos, muy deteminados y con unos
ingredientes básicos.
Trascender al género es difícil.
Hacer que lo que se escribe sea no sólo un libro policíaco o
histórico y se convierta en una novela que trascienda, que llegue a
la gran masa de lectores como una obra representativa de una forma de
escribir, de una historia necesaria o simplemente de algo que es
necesario saber o leer es muy complicado.
En el enjambre de nombres y novelas que
se publican, cada uno con su género y con su etiqueta es difícil
señalar, pues incluso los que podriamos llamar escritores
académicos, aquellos que pretenden hacer literatura y no sólo
escribir libros están encasillados por sus editores, por sus
lectores.
Javier Marías, Enrique Vila-Matas,
Eduardo Mendoza, Luis Landero o Antonio Muñoz Molina son algunos
nombres que seguramente perduren en los manuales de literatura. Pero
lo harán no por su éxito o su capacidad (innegable en algunos
casos) sino porque ya tienen colocada la etiqueta de grandes autores,
de creadores de literatura más allá de géneros o de novelas.
Ellos son los escritores, los demás
hacen libros, generan historias o narran aventuras y desventuras. Su
misma calidad y cualidad los convierte en una especie de género en
sí mismo, el que lleva su propio nombre. Y esa fama de autores de
prestigio les facilitará la posteridad.
Pero aún así no puede establecerse un
período o una generación o una modalidad de escritura propia del
momento. Tal vez el éxito de la novela genérica sea lo más
destacable. El encasillamiento cada vez mayor de autores y títulos,
la presencia en las listas de ventas y de lectura de un tipo de
novela: megra, amorosa, erótica, histórica.
Establecer qué quedará y qué
sucederá es difícil. Algunos se quedarán por su fama de buenos
escritores. Otros por su calidad. Y otros simplemente por el gusto de
un crítico. Otros por sus datos de ventas. Y otros desaparecerán a
pesar de juntar incluso todas esas cualidades.
El panorama actual es variado y
compartimentado. Sin contar con varios hechos fundamentales, como la
presencia cada vez mayor de traducciones, las publicaciones sin papel
en internet o la autoedición. Un panorama difícil que con el tiempo
se podrá delimitar y examinar a fondo sin la presión de tener que
conocer hasta lo último que se publica ahora mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario