Seleccionas las palabras. Poco a poco vas juntado las que crees más convenientes. Pero no te gustan. Así que no le mandas ese mensaje. Me lo mandas a mí. Leo las palabras que has ido seleccionando y pienso que no son para mí. Pero las contesto como si lo fueran. Con las palabras que no selecciono, hoy no, que sólo intuyo, que me van saliendo como si estuvieras aquí y fuera fácil como cuando estás aquí. Después, cuando copias el mensaje, cuando lo adecuas un poco a lo que quieres y se lo mandas, yo pienso en ti y en tus piernas desnudas.
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