Sentados en la terraza del bar. Como cada noche de verano. Pero algo no iba bien, detrás de nosotros una pareja no dejaba de discutir. Él decía:
Perdidos sin quererlo los papeles que me diste antes de ayer
donde estaban los consejos que apuntamos
pa que todo fuera bien
Yo pensé que no era para tanto que no estaba perdiendo los papeles. O no lo parecía. A no ser que se refiriera a otra cosa, a que a los dos ya no les fuera bien en su relación. Pensaba en ello cuando ella dijo:
y ahora estamos camino de la frontera
disfrutando a poquitos la vida entera
así que tengo que encontrarte para verte y que me digas otra vez
necesito una ayudita
una palabra que me pueda convencer
Eso necesitaba ella, una palabra que la convenciera, porque estaban camino de la frontera, de lo desconocido, camino de la separación según me indicó la terapeuta que estaba tan atenta como yo a lo que iba pasando. Nos hicimos mutuamente un gesto con la mano para que callarnos porque la conversación seguía
cuando me habla la montaña más pequeña
no se mueve cada vez
cruzamos camino de la frontera
disfrutando a sorbitos la luna llena
como no voy a mojarme si aquí dentro no deja de llover, aquí no para de llover.
Está claro que tienen un crisis de pareja ¿les doy mi tarjeta? Y yo le dije que se callara, que como le iba a dar su tarjeta, que a lo mejor esto acaba bien. Que cuando hacen las cosas a sorbitos lo hacen bien, lo hacen disfrutando. No tengas prisa le dije a la terapeuta. Eso es lo que se dicen ellos me dijo dándome un toque en el brazo. Pero aquí no deja de llover le dije un poco molesto por el golpe. Aquí no para de llover. Podemos hacer que pare o comprarles un paraguas dijo la terapeuta. Pero callamos. La cosa seguía.
No parece muy lista, la verdad
No hay comentarios:
Publicar un comentario