Felipe me contó que ya había vuelto de vacaciones. Había estado con la gafapasta en Benicasim, viendo a no sé qué grupos. No quise preguntar, por temor a que me lo contara. Así que Felipe dejó las cosas en casa y se vino a la terraza.
Estaba muy moreno. Y la gafapasta, también. Nos contaron, pese a que no pusimos mucho interés en oírlo, su periplo por Benicasim con todas sus historias, detalles y cosas. Llegaron allí y todo era fabuloso, como un centro comercial, pero en utilitario. Les encantó la autocaravana de diseño que habían alquilado. De hecho estaban pensando en comprarse una.
Después contaron todo lo que habían comido, visto y escuchado. El grupo no sé qué. El sitio no sé cuál. Nos enseñaron un montón de fotos. Yo miraba al a terapeuta y ella a mí rogando clemencia, pero no la obtuvimos, en otro clásico absurdo, tuvimos que escuchar sus historias de viaje. No todo iba a ser perfecto en un día de verano.
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