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lunes, agosto 02, 2010

ANOCHECIENDO

Como ya había anochecido y amenazaba con no refrescar me fui a una terraza a tomar una birra, pero antes hice un par de llamadas. Bueno, una. A la terapeuta. Y le dije que cogiera a los patos. Quedamos en la terraza de la plaza, que estaba convenientemente regada. La cerveza en la terraza sabe mejor. No hay que aguantar el ambiente sórdido de dentro del bar, al que al final le coges cariño, sí, pero que no por ello deja de ser sórdido.

En la terraza se junta gente que nunca pisa el bar. Jovencitas que piensan que ahora el bar es su territorio y que se lo quieren apropiar y yo digo, muy bien, para vosotras. Eché de menos la guitarra y componer el blues de las groupis del bar. Pero lo tengo en la cabeza.

Por más cervezas que bebes en la terraza es difícil que así te emborraches, no se sabe si por estar sentado, porque las vas sudando o por qué. Sin embargo la sangría... el caso es que estuvimos tan felices allí sentados viendo a las nuevas generaciones de alcohólicos. Entonces me llamó Felipe.


Terraza de verano, típico lugar del verano español

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