Cuando imaginamos
aventuras en norteamérica, siempre se nos viene a la mente un
paisaje árido del Oeste, con el sol y el desierto y los vaqueros
solitarios y duros, durmiendo al raso y viviendo con su caballo. Un
paisaje de Arizona o de Kansas, donde hay que ser el más rápido con
el revolver.
Pero hay más
paisajes en ese gran territorio. Las aventuras de Jeremiah Jhonson
nos mostraban otro paisaje muy distinto, el del Noreste. La vida de
los tramperos que se movían entre lo que ahora sería la frontera
entre Estados Unidos y Canadá. Nieve, bosques frondosos, pieles de
animales, y aventuras que incluyen a la naturaleza salvaje entre los
enemigos.
En ese mismo
territorio años más tarde, terminada ya la colonización y las
guerras de independencia, se mueven unos de los iconos más
reconocibles de la zona, los policías montados de Canadá y las
aventuras de uno de ellos son las que se presentan en el cómic
Trent.
Trent es el
protagonista de un Western clásico, pero su historia no tiene lugar
en el Oeste sino en el Este y en el Norte, allí donde el desierto no
se concibe, ni el sol y las pitones y los escorpiones pueden jugarte
una mala pasada. Es un paisaje nevado, de lobos y osos y cazadores y
ladrones de pieles.
Hombre duro que se
enfrenta al crimen, Trent protagonizó aventuras de corte clásico,
muy del estilo del cómic europeo hasta que su serie acabó en 2008.
No hay gran carga de violencia en sus páginas, pero la soledad, la
dureza y el interior de su protagonista dan una profundidad a sus
historias que va más allá del género.
Sale a la venta el
integral en tres tomos de las aventuras de este héroe solitario y
experto que lucha contra la naturaleza misma y contra la naturaleza
del hombre. Un cómic clásico de historias clásicas que como tales
nunca pasan de moda y que siempre permanecen vigentes.
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