El deseo de
destrucción del ser humano, de algunas instituciones o de algunos
lugares parece inherente a la civilización humana. Las personas y
los lugares pasan años intentando desaparecer, intentando
destruirse, autodestruirse, eliminarse de la faz de la Tierra.
Un ejemplo de ese
deseo de destrucción es la familia Panero. El espectáculo de su
destrucción, primero entre ellos, luego la absoluta de cada uno de
los miembros, aún atrae a muchos a la película El desencanto, donde
escenifican no sólo su odio hacia la familia sino también hacia
ellos mismos.
La muerte del padre
en primer lugar, notable poeta, pero también hombre de recias
convicciones cristianas y por lo tanto del bando nacional en la
Guerra Civil española, de adscripción falangista, da a la familia
alas para mostrar el odio que hacia él sienten, de alejarse de él y
matarle nuevamente, al modo freudiano, en la película y en sus
obras.
Durante la película
Juan Luis y Michi, dos de los Panero, hablan del final de su estirpe,
porque saben ya en ese momento, jóvenes aún, que no van a tener
descendencia, que no va a ver nadie tras ellos, y se felicitan de que
la familia no continúe, porque ven en ella sólo el ansia de
destrucción, sólo dolor y desencanto.
Michi, periodista,
columnista, muere pronto, después de perder su trabajo y de perder
su casa. Juan Luis muere después, poeta muy de su época, con lo
Kitch y lo camp entre sus temas, con la cultura pop como gran guía,
muere también sin dejar descendencia, joven aún.
El último, Leopoldo
María, personaje de sí mismo, admirado por aquellos que lo miran
con fascinación por su locura y su capacidad expresiva, murió hace
poco tiempo, en el sanatorio en el que estuvo recluido durante muchos
años, tras una juventud en la que las drogas y el alcohol y los
excesos estuvieron muy presentes.
Luis Antonio de
Villena, poeta también, amigo de la familia y de los miembros de la
familia, explora en un libro no sólo anécdotas de la familia, sino
también ese deseo de destrucción, ese deseo de no ser que toda la
familia muestra y demuestra en sus actos, en la película, en sus
libros. Lúcidos bordes del abismo titula Villena el libro,
demostrando el amor que los Panero tuvieron por ese abismo, por la
muerte, por la desaparición que al fin han conseguido.
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