Según los datos, los mayores
compradores de libros, y también el mayor número de lectores, son
mujeres. No es de extrañar, por lo tanto, que un premio tan
destinado a la venta y la publicidad como el premio Planeta, sea
ganado por una mujer secundada por otra mujer.
La literatura femenina, como negocio,
produce una serie de libros en los que la voz protagonista es la
femenina. Las reflexiones y las aventuras de esa protagonista dan
lugar a eso que se llama sentimiento femenino o voz femenina. Se
supone que hay en las mujeres, o al menos en las narradoras y
protagonistas de esos libros, una forma distinta de sentir que la de
los hombres.
El premio Planeta, muy bien dotado
económicamente para los autores, es un premio que atesora más
prestigio que calidad. Entre rumores de premio adjudicado
anteriormente a su concesión, los analistas suelen acertar en quien
lo recibirá mucho antes de que se sepa. Parecía claro que esta vez
la ganadora sería una mujer.
En anteriores ediciones ganaron una
novela histórica, género tan en boga en la lista de ventas
literarias y una novela policíaca, que acumula los éxitos de la
trilogía de Larsson. No vayamos a la repercusión final de estas
obras. Sino a que reúnen cierta tipología apropiada para ser
vendida, promocionada y galardonada.
Para los lectores, el premio Planeta
proporciona cierto nivel de calidad literaria, además de cierto aire
de intelectualidad que le permitirá mantenerse al tanto en cualquier
conversación sobre literatura que se de cerca de él. La dotación
del premio será claramente superada por las ventas del libro, que
quedará en el fondo editorial para cuando se publique en la
colección de los premios de la editorial.
A diferencia del Nobel, el Planeta
premia a una novela, no a una trayectoria. Pero hace tiempo que esa
novela dejó de ser impactante, dejó de ser arriesgada, dejó de ser
realmente una buena e interesante lectura. Eso sí, siempre fue un
buen empuje para las ventas, sobre todo las navideñas.
Clara Sánchez ganó ayer el premio.
Lleva muchos años escribiendo literatura y también escribiendo en
prensa. Tiene cierto prestigio como narradora. Y una eficiente forma
de narrar con claridad y seguridad. Pero no es probable que su obra
pase a la posteridad de la literatura. Al menos no se podrá alejar
nunca de la etiqueta de narrativa femenina, signifique eso lo que
signifique.
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