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sábado, octubre 12, 2013

REFLEXIONES SOBRE EL PREMIO NOBEL DE LITERATURA

Con la concesión del Premio Nobel esta semana cabe hacernos esta pregunta ¿cómo se consigue un premio de esta clase? La respuesta parece evidente, a base de crear una obra literaria buena, sólida, continuada, y de una calidad artística, lingüística y humana. Después esa obra ha de ser contemplada por la academia Sueca, un término que se refiere a un colectivo de personas anónimo, o al menos un colectivo de personas que no trasciende al gran público.

Eso es la teoría, pero la práctica dice que como en las olimpiadas, aquí también hay cuestiones políticas y de influencia difíciles de explicar. Esa expresión absurda que se ha utilizado durante meses y años por parte de la prensa deportiva – tan permeable siempre a las innovaciones o desviaciones lingüísticas - de “hacer lobby” parece que también tiene importancia en la cuestión del Nobel.

Y no sólo eso. También existe la componente política. Resaltar a un escritor de un país por encima de otros escritores de otros países. Su compromiso con una causa concreta. Su pertenencia o no a un país influyente, a una lengua fuerte.

Añadamos a esto la mera cuestión preferencial y la no desdeñable cuestión de la erudición. Parece que los miembros de la academia Sueca tienen cierta tendencia a premiar a gentes exóticas, ratificando así su buen ojo, su inteligencia para rescatar a gentes que estaban en el olvido.

Eso da como resultado un premio que siempre es admitido, al que siempre le llueven parabienes y que siempre resulta ser acertado. Aunque, como todos, tiene sus detractores. En el caso de la reciente Alice Munro, su mayor valedor en España es alguien que bien podría no decir nada de ella. Javier Marías la nombró hace años parte de la nobleza de su reino semificticio de Redonda. Y eso le vale cierto respaldo en nuestro país. Más que las palabras de muchos críticos o las explicaciones de la Academia Sueca.

Las librerías están ya a esta hora llenas de libros de la canadiense, libros que han sido remitidos y incluso imprimidos a la carrera. Libros que comprarán los que siempre leen los imprescindibles. Los guarantes de la cultura. Los lectores de premios Nobel que tienen siempre una palabra sobre cualquier tema.



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