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miércoles, octubre 09, 2013

REFLEXIONES PREVIAS AL NOBEL DE LITERATURA

Ahora que las apuestas para el Premio Nobel de Literatura están en su punto más caliente, con varios favoritos, convendría una reflexión sobre el premio en cuestión y la valía de los ganadores. Los principales favoritos son Murakami, adorado en varios países, especialmente en España, con novelas como Tokio Blues. Pero también hay varios desconocidos que no tienen ningún libro publicado en España.

Autores bielorrusos, kenianos, coreanos o noruegos optan al premio. Su presencia en las librerías españolas es testimonial o ni siquiera eso. Autores que superan en mucho la sesentena. Autores que ya han dado lo mejor de sí y que ahora sólo disfrutarán del premio, sin que esto sea un acicate para mejorar su escritura, para superarse. Es un de los principales problemas del premio, se da a aquellos que acreditan una carrera larga. No vale con tener 50. Casi todos los candidatos, como los papables, superan los 60 con mucho. Y varios superan los 80.

Otra cuestión es su pertenencia a la literatura más clasista, más evidente. Novelistas, poetas y en un número mucho menos, dramaturgos. En ningún caso se ha planteado dar el premio a un guionista de cine (tan similar su trabajo al de un dramaturgo) o a un escritor de televisión (mucho más continuada su escritura, con personajes que se desarrollan como en las largas novelas decimonónicas).

Mucho menos se ha pensado en autores de otra literatura. La literatura popular. Autores que venden millones de ejemplares son ninguneados por los premios y por la gran crítica. Muchos de ellos sin ser leídos. Simplemente por su presencia en la lista de más vendidos. Autores de géneros específicos, novela negra, novela histórica, novela romántica. Su valía negada por su permanencia en el género.

Y menos aún suenan nombres de otra literatura. Escritores de cómics. Hombres que crean novelas gráficas. Que crean historias fascinantes con capacidad narrativa y poética mayor que muchas novelas, que la mayor parte de los poemarios. Existe, evidentemente, la problemática de la doble autoría, el dibujo y el guión. Pero la escritura pertenece a un hombre, a un escritor que es capaz de narrar historias mejores que las que se descubren en las novelas convencionales.

Neil Gaiman, Alan Moore, Art Spiegleman y muchos otros escritores serían merecedores de un premio que tiene siempre cierto aire elitista. Se busca premiar al más desconocido. Se busca más premiar la capacidad del jurado para encontrar valores en literaturas extrañas, desconocidas, que para premiar lo evidente. Un premio político. Un premio extraño que cada año lanza a las estanterías de novedades a autores en retirada que se convierten en superventas y que, muchas veces, tan rápido como aparicieron, desaparecen.



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