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sábado, octubre 19, 2013

EL LADO BUENO DE LAS COSAS, ELOGIO DE LA LOCURA

El lado bueno de la locura. O el lado inexistente. De eso habla El lado bueno de las cosas, la película que dio mucho que hablar y que incluso ganó un Oscar el año pasado. Habla de la locura como un estado casi divino en el que no importan los comportamientos extraños, los comportamientos dañinos de un enfermo bipolar.

Esos comportamientos además de salirse de la norma, le hacen pasar de la euforia a la depresión más absoluta. Tras la infidelidad de su mujer un hombre sale de un psiquiátrico para intentar recuperarla. Y por el camino busca todas las formas para hacerlo.

Pero en la resolución de este argumento algo falla, porque esa obsesión desaparece. La finalidad última de una obsesión es que se realice. Es lo único que relaja al cerebro de un obsesivo. O una gran cantidad de terapia y medicación. Pero en este caso no es así.

En la película vemos comportamientos que están fuera de lo que podríamos llamar la buena salud mental. Obsesivos compulsivos, compulsivos a secas, bipolares, duelos prolongados y sin consuelo. Todo eso queda resuelto sin más en una especie de comedia romántica que muestra el lado bueno de la locura, pero que parece muy alejado del lado real.

Lithium, la canción de Nirvana, hace referencia al medicamento que se toma para la enfermedad bipolar. Consigue estabilizar los ataques y mantener al paciente controlado. En esa canción se muestra la realidad de un enfermo bipolar. Los vaivenes. El dolor. La indaptación.

Como película, la narración funciona, pero se muestra muy alejada de la realidad de un enfermo mental. Muestra el lado inexistente, como en un cuento de hadas protagonizado por bipolares y compulsivos. Lo interesante de una película es que funcione como historia y esta, a pesar de hacerlo, te deja un regusto de fantasía excesiva, de mentira tan gorda escondida en una falsa verdad que no puedes creerla del todo. 



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