Los personajes van más allá de sus
autores. La reinterpretación de los mismos por parte del público o
de otros autores hacen que estos superen las expectativas que sobre
ellos se tenía, la visión primera del autor que los creó, incluso
el éxito primero que tuvieron.
En el mundo de los superhéroes, las
dos principales casas editoriales trabajan con personajes que van
cambiando de guionista, de universo, de tipología. Batman le debe
tanto a sus reinterpretaciones posteriores como a su creador. El
Batman de las películas de Nolan recreó a un personaje que ya tenía
un gran bagaje, hizo olvidar al último e incluso al primero, al de
Tim Buton.
En otros ámbitos también va
ocurriendo. Hercules Poirot, el mítico detective belga creado por
Agatha Christie, tendrá nuevas aventuras. Pretenden contar historias
nuevas con la misma tipología, con el mismo personaje. No quieren
renovar algo que está en una línea muy clásica, pero tal vez le
vendría bien una revisión, una perspectiva nueva.
El nuevo Astérix ha sido creado por
nuevos autores. Pretenden lo mismo que los reescritores de Poirot,
crear un Astérix igual al de Uderzo y Goscinny. Continuar con la
franquicia y dar a los admiradores, a los lectores del galo irredento
nuevas aventuras que disfrutar. Para ello no parece que hayan
modificado mucho las claves de las historias originales.
Mantener la tradición o evolucionar el
personaje. Veremos en el futuro cómo evolucionan Poirot o Astérix,
si producen cansancio, si varían de lo que son. Batman necesitó una
relectura. Y creó un personaje que trascendía del género de
superhéroes. Un personaje que casi era la alegoría de la cultura y
la historia actual.
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