Solamente con cartas construye Viktor
Shlovski Zoo o cartas de no amor. Es una novela epistolar. Una
novela hecha a base de cartas de amor que no pueden hablar de amor.
Pero también es una novela que cuenta la historia del destierro de
los exiliados rusos tras la revolución Bolchevique de 1917, la
novela de la añoranza de un país y una cultura que le están
prohibidos al autor.
Shlovski, intelectual ruso, fundador
del formalismo ruso (lo que supuso el nacimiento de la teoría de la
literatura como materia autónoma y que habla de la independencia de
la obra literaria frente a su autor e incluso su contexto), ha de
huir de su país tras la revolución. Acaba exiliado en París junto
con muchos rusos más. Allí conoce a Elsa Triolet, futura mujer de
Louis Aragon, de la que se enamora.
Ella no le corresponde. De ese amor no
correspondido, Shlovski escribe esta novela. Por las cartas que él
envía, sabemos que ella le ha puesto dos condiciones para seguir
recibiendo sus cartas, la primera es no hablar de amor, la segunda es
no verla. Aún así él le escribe cartas. Y como no puede hablar de
amor, habla de literatura y de la vida de los literatos y artistas
rusos exiliados en Berlín.
Pero también le habla de teoría
literaria. De mecánica. De su vida pasada. Y cómo no, le habla de
amor. Del amor que siente por ella, pero también de la teoría del
amor, de cómo él entiende que es el amor.
Son cartas llenas de intimidades de los
artistas rusos. Pero también de intimidades del autor. Y de
reflexiones sobre la palabra, la literatura y el amor. Son cartas de
nostalgia y de frustración. Cartas de sumisión y de negación. Ella
también le escribe cartas. Le dice que es muy divertido. Pero que no
soporta su amor.
Shlovski traza así una novela atípica,
en la que toda la acción y los personajes se desarrollan a través
de las cartas que se envían. Pero es una novela muy interesante,
contada de otra manera, con recursos atípicos para una novela
amorosa. Una novela en la que sabemos el resultado de antemano.
Sabemos que Alia (el nombre de Elsa Triolet en la novela) nunca
querrá a Shlovski. Él también lo sabe, y aún así, le manda
cartas para que ella se divierta. Cartas que no hablan casi nunca de
amor, pero que sin nombrar esa palabra ni ese sentimiento, están
cargadas de un amor latente que se esconde en cada metáfora, en cada
historia no amorosa que cuenta Shlovski.
Finalmente, Elsa se marchará a París
y Shlovski recibirá un permiso para volver a Rusia, sin la que se
siente vacío. A partir de la llegada de Stalin al poder, en 1930,
Shlovski es obligado a retractarse de todo lo escrito anteriormente
(sobre todo de sus estudios de teoría literaria) y no podrá
publicar nada hasta la muerte del dictador, en 1953.
Una cima de la novela epistolar, tan
difícil de escribir y de desarrollar. Un documento de estética e
historia de la literatura. Y sobre todo la historia de un hombre que
no puede ser amado por una mujer, un hombre que ni siquiera puede
hablarle de su amor.
(Shlovski, Viktor, Zoo o cartas de
no amor, Ático de los libros, 19 euros)
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