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domingo, mayo 05, 2013

LA LUZ SE EQUIVOCA

La luz viene de la ventana. Tus ojos brillan porque la luz rebota en ellos. Cuando bajas la persiana, la única luz que queda es la de tus manos, que me encienden si me rozas, que iluminan medio mundo si me tocas. Subo un poco la persiana. La luz podría nacer en ti.

La luz debería nacer en ti. Mis manos no ven y no saben y sienten que tropiezan en una mina de luz. Cada pequeño tropiezo es una chispa que se ilumina un segundo. Tu cuerpo desnudo brilla con solo mirarlo. La luz se equivoca si piensa que viene de la ventana.

Se hace de noche cuando te echo el edredón encima. No tenemos frío, pero me duelen un poco los ojos de tanto mirar tu luz. Te quedas callada y discutes contigo misma. No tienes convicción en tus palabras. A veces decido creerte y a veces no.

Ciegas cuando enciendo la luz un momento. Necesito la certeza de que las cosas son como tú las haces brillar. Te ríes y tu boca y tus ojos son tan blancos en lo oscuro que por un momento se ilumina todo el desastre del cuarto: la ropa tirada, los zapatos sin desatar.

Hago mucho ruido cuando río. Hago mucho ruido cuando me haces reír. El sonido que haces tú sube por encima de la luz. El sonido que haces tú es lo que quiero recordar para siempre. El sonido que haces tú calienta la pared helada, hace volar el edredón. Todo es suave en esta luz de tu cuerpo. Y tus labios más aún. El sonido que haces tú es suave como la piel de tus pechos.

Me abrazas en la puerta. En la gasolinera la policía hace controles. Después de ti, ninguna luz me impresiona, ni siquiera esta verde y azul de la policía. Conduzco mucho rato sin sentido para acostumbrarme a que es de noche. Conduzco mucho rato asombrado de que tengas los lunares ahí colocados. Conduzco mucho rato riéndome de esta luz que no nace de ti.





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