¿Está el gen Y en una recesión tan
brutal que abolirá la vida masculina en la tierra? De esa premisa
parte Y: el último hombre, un cómic del que me llevan
hablando durante mucho tiempo. Me hablan sobre su trama y no dejan de
decirme lo bueno que es. Me crean una expectativa de que ahí algo
que hay que ver. Normalmente quien me está creando esa expectativa
acierta. Aunque en casos aislados como Planetary no ha
acertado.
¿Qué me encontraré en esa lectura? Y
lo que es más, ¿Cómo está contada esa historia? ¿Contiene no
sólo una historia sino una forma de contar que la haga destacar por
encima de la media, por encima de los demás?
El mundo del cómic ha evolucionado
mucho. Entre sus guionistas están algunos de los mejores contadores
de historias de los últimos años. Mientras los escritores “serios”
se plantean algo tan ridículo como la muerte de la novela, muerte
pronosticada, vaticinada y hasta certificada por algunos sin pruebas
y sin éxito, los guionistas de cómics han creado verdaderas obras
maestras de la narración.
Y a pesar de ello, sigue siendo un
género mirado por encima del hombro por parte de los demás
escritores. Algo así le sucedía a los guionistas de televisión y a
los de cine. Desde hace tiempo los de la televisión han ganado a los
del cine.
Grandes obras se han escrito en estos
años, y no sería un error que alguno de los autores de cómics
optara y consiguiera un Premio Nobel de Literatura. No sucederá, lo
sé, como es probable que no suceda que se lo den a Javier Marías,
pero no sería injusto que Allan Moore o Art Spiegleman o Neil Gaiman
lo recibieran.
Ahora espero la lectura de Y: el
último hombre con más expectación que la lectura de un
Cernuda, un Guillén o un Nicanor Parra. Veremos qué sucede. Pero
como la espera forma parte de la alegría, esta batalla ya la voy
ganando.
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