Atreverse a escribir es mucho más
difícil de lo que parece. Hace falta algo que decir y una forma de
decirlo. Tener algo que decir cuando la literatura lleva más de dos
mil años dando vueltas y contando cosas es complicado. Y tener una
forma de decir eso que quieres decir sin que esté contaminado de
todo lo que has leído es más difícil todavía. Todo aquel que se
atreve y busca algo que decir y una forma en que decirlo tiene algo
de temerario.
Algo de temerario tiene Cristian
Bertolo. Ha publicado Lo que queda del cuerpo, un volumen
breve con unos cuantos relatos que Cristian
lleva tiempo escribiendo y publicando en fanzines y revistas
independientes en los que ha mostrado una escritura con una cualidad principal: la falta de
trampas.
Escribir relatos breves es una
tendencia desde hace tiempo. Todo el mundo ha escrito un cuento o un
pequeño relato. Y la fórmula se ha vuelto repetitiva, buscar una
historia con cierto interés que, justo en el final, presenta un
final sorprendente o distintivo, que la alejan de lo que parecía que
iba a ser. El relato breve se ha vuelto tramposo.
Pero eso no pasa en los relatos de
Cristian. No hay finales sorprendentes. No hay un giro brusco final
que busca que el lector levante una ceja premiando el ingenio del
escritor. Hay relatos que simplemente cuentan un suceso, en un tiempo
y en un espacio. Cuentan, porque lo principal en la narrativa es
contar.
No hay en Lo que queda del cuerpo
un relato que busque el efectismo. Sólo buscan fijar un suceso, un
espacio temporal. Sólo cuentan una historia. No inventan una
historia. No prentenden cambiar el mundo. Sólo se fijan en el mundo
cotidiano, en el mundo sin altibajos que se desarrolla día a día,
hora a hora en la realidad. Lo que queda del cuerpo son
pequeños momentos de la vida. Sin trampas. Sin ese exceso de
literatura que muchas veces acaba con lo literario.
Y en Lo que queda del cuerpo hay
también mucho ritmo. Una narración que no te aprisiona con
palabras, con literatura, con preciosismo. Todo es ritmo. Un poco de
rock and roll. Ritmo un poco duro y machacón, pero que te lleva
volado hacia delante. Que te empuja en la lectura, haciéndotela
fácil y llevadora y gustosa.
Hay, en fin, mucho por descubrir en Lo
que queda del cuerpo, un viaje hacia la realidad, una viaje hacia
eso mismo que nos hace ser nosotros mismos. Un viaje rítmico por la
vida que podemos ya estar viviendo. Un viaje que no deberías
perderte.
( Lo que queda del cuerpo, de
Cristian Bertolo se puede conseguir contactando con el autor en
cristian_bertolo@hotmail.com)
2 comentarios:
Muchas gracias Rubén por tus palabras, describen perfectamente como es Cristian y que pretende con sus relatos. Un abrazo, Aurora (compañera de Cristian)
Gracias a ti y a él por escribir como lo hace. Un abrazo.
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