Desde siempre las buenas ideas han sido copiadas. Son innumerables las continuaciones, imitaciones, versiones y copias directas que diferentes obras de arte han producido. El Quijote por ejemplo tuvo tantas y tantas versiones ya en vida del autor que Cervantes decidió acabar con el personaje en la segunda parte. El truco no le funcionó, pues hasta la mitad del siglo XVIII hubo versiones y copias y continuaciones de su obra. E incluso hoy sigue tan vigente que es copiado.
Una forma diferente de hacerlo es cambiar el contexto de la historia. Supongamos un héroe que casualmente se encuentra en un edificio durante el secuestro por parte de un grupo terrorista, que quiere dinero. Una familiar de ese héroe está entre los secuestrados. Y, por si fuera poco, el hombre va entre los entresijos del edificio en camiseta.
Esa película es La Jungla de Cristal, un clásico del cine de acción de los 80 y su protagonista acaba por salvar a todos los secuestrados y sobre todo por terminar él solito con todo un grupo terrorista.
¿La copia? sin reconocerlo Roland Emmerich rodó una versión de la película de John McClane llamada Asalto al Poder. Sólo cambia el contexto, el edificio no es un rascacielo de Los Ángeles, sino la Casa Blanca.
El resto es una sucesión de tiros, muertos y super terroristas marines muy ineptos que se dejan matar por un solo hombre. Con toques sensibleros y sobre todo con un exceso de patriotismo y americanismo, tenemos una película que se deja ver, pero más como una comedia que como una película de acción.
La Casa Blanca destruida, el Presidente disparado y herido, el capitolio derribado, el Air Force One caído, el vicepresidente muerto, todo el equipo de seguridad de la Casa Blanca y varios Secretarios (los ministros americanos) muertos, no hacen sin embargo que el Presidente pierda el humor y al final disfruta de un paseo en helicóptero como a él le gusta.
Una copia mala de un original muy bueno. Lo que hace que la copia sea mucho mucho peor.
Una forma diferente de hacerlo es cambiar el contexto de la historia. Supongamos un héroe que casualmente se encuentra en un edificio durante el secuestro por parte de un grupo terrorista, que quiere dinero. Una familiar de ese héroe está entre los secuestrados. Y, por si fuera poco, el hombre va entre los entresijos del edificio en camiseta.
Esa película es La Jungla de Cristal, un clásico del cine de acción de los 80 y su protagonista acaba por salvar a todos los secuestrados y sobre todo por terminar él solito con todo un grupo terrorista.
¿La copia? sin reconocerlo Roland Emmerich rodó una versión de la película de John McClane llamada Asalto al Poder. Sólo cambia el contexto, el edificio no es un rascacielo de Los Ángeles, sino la Casa Blanca.
El resto es una sucesión de tiros, muertos y super terroristas marines muy ineptos que se dejan matar por un solo hombre. Con toques sensibleros y sobre todo con un exceso de patriotismo y americanismo, tenemos una película que se deja ver, pero más como una comedia que como una película de acción.
La Casa Blanca destruida, el Presidente disparado y herido, el capitolio derribado, el Air Force One caído, el vicepresidente muerto, todo el equipo de seguridad de la Casa Blanca y varios Secretarios (los ministros americanos) muertos, no hacen sin embargo que el Presidente pierda el humor y al final disfruta de un paseo en helicóptero como a él le gusta.
Una copia mala de un original muy bueno. Lo que hace que la copia sea mucho mucho peor.
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