El elitismo una cuestión que siempre ha acompañado al arte y a sus disciplinas. De ser una representación y un intento de explicación del mundo inmediato, pasó a ser una abstracción, una reinterpretación del mismo y de sus continentes y formaciones, de sus elementos.
Cuando se llegó a esa abstracción, el arte perdió la popularidad que le daba la inmediatez, la capacidad de expresar algo que valía para todos en cualquier momento. Da igual cuándo situemos esa abstracción, si en el barroco o en las vanguardias, fue ese punto el que hizo del arte algo para iniciados.
Tener la capacidad de descodificar el mensaje de una obra artística requiere en muchas ocasiones mucho estudio, mucha experiencia y algo de talento. La pintura y la escultura no figurativas, las que juegan con esa abstracción tan pura que permite ese arte creado con imágenes es un buen ejemplo.
Ese alejamiento además de crear ese elitismo generó dos mundos, uno capitaneado por las minorías artísticas y otro constituido por todos los demás, por todos los que comprenden el arte. Y ese hecho, que si bien crea fieles, entendidos y buenos espectadores, también limita mucho el público receptor.
El arte, elitismo casi absoluto, requiere por una parte conocimientos y por otro, para los poseedores, mucho dinero. Para los demás queda el desinterés por lo artístico, que si bien empieza con lo abstracto se cuela en todo lo demás por desgana, por falta de hábito de gusto.
El arte, pues, se aleja del hombre. No es de extrañar que el hombre le pague con su indiferencia. Por más que muchas veces se pida público y se pida que se acerquen todos al hecho artístico. Es tarde.
Cuando se llegó a esa abstracción, el arte perdió la popularidad que le daba la inmediatez, la capacidad de expresar algo que valía para todos en cualquier momento. Da igual cuándo situemos esa abstracción, si en el barroco o en las vanguardias, fue ese punto el que hizo del arte algo para iniciados.
Tener la capacidad de descodificar el mensaje de una obra artística requiere en muchas ocasiones mucho estudio, mucha experiencia y algo de talento. La pintura y la escultura no figurativas, las que juegan con esa abstracción tan pura que permite ese arte creado con imágenes es un buen ejemplo.
Ese alejamiento además de crear ese elitismo generó dos mundos, uno capitaneado por las minorías artísticas y otro constituido por todos los demás, por todos los que comprenden el arte. Y ese hecho, que si bien crea fieles, entendidos y buenos espectadores, también limita mucho el público receptor.
El arte, elitismo casi absoluto, requiere por una parte conocimientos y por otro, para los poseedores, mucho dinero. Para los demás queda el desinterés por lo artístico, que si bien empieza con lo abstracto se cuela en todo lo demás por desgana, por falta de hábito de gusto.
El arte, pues, se aleja del hombre. No es de extrañar que el hombre le pague con su indiferencia. Por más que muchas veces se pida público y se pida que se acerquen todos al hecho artístico. Es tarde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario