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miércoles, julio 30, 2014

CALDERÓN DE LA BARCA Y LA REFLEXIÓN

En la imposible comparación entre Shakespeare y Lope, imposible por la gran repercusión mediática de Shakespeare gracias al poder de la cultura anglosajona, sobre todo en los dos últimos siglos, podría decirse que Lope saldría perdiendo en gravedad y en temas filosóficos.

Shakespeare con sus obras que meditan sobre grandes temas filosóficos y que podrían conformar incluso en sí mismos, sacando de aquí y allí, un corpus filosófico propio tendría la comparación en el siglo de oro español en Calderón de la Barca.

La obra de Calderón, grave y concienzuda además de acompañada de una poesía conceptista, llena de ideas y surcada de filosofía y religión, va más allá de las comedias tópicas y típicas que por entonces llenaban los corrales y los palacios.

Hombre respetado, Calderón pasó pronto a escribir sólo para la corte y para el Rey, convertido en dramaturgo oficial de la corte, Calderón se aleja de los corrales de comedia y estrena sus obras directamente en teatros cortesanos, más parecidos a los actuales.

La vida es sueño, obra que más allá de una reflexión sobre el ejercicio del poder y de la condición humana es un tratado filosófico acerca de la percepción, la realidad y la ficción y su existencia. ¿Vive el hombre o sueña que vive? esta idea que trata Calderón magistralmente es después recuperada por muchos otros, incluso por Gayman en su cómic Sandman.

Convertido en religioso, Calderón pasó los últimos años de su vida escribiendo autos sacramentales que hablaban de lo banal de la vida material y mundana y de la importancia de la vida terrena.

Autor de una obra magna, Calderón, que comparte tiempo, vida y escenarios con Cervantes, Lope o Quevedo, está entre los grandes de la literatura y su obra puede competir con la de cualquiera. 


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