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jueves, julio 17, 2014

EL ASESINATO EN LAS BELLAS ARTES

El asesinato es una actividad poco común en los seres humanos. Al menos en los seres humanos de los últimos cincuenta años. Fuera de la guerra, tampoco la muerte de unos a manos de otros ha sido tan usual. Pocos conocemos de primera mano a alguien que haya acabado con la vida de otro.

Sin embargo la ficción está plagada de gentes que han utilizado el asesinato, que han acabado con la vida de uno o más de sus congéneres. Algo que en la sociedad es una excepción se convierte en la ficción en algo habitual.

Todos conocemos historias que se complican. Los periódicos relatan casos como los de alguien que en una espiral de mentira no tuvo más remedio (según su perspectiva) que matar. O de gentes que no querían hacerlo, pero que lo provocaron accidentalmente y luego lo encubrieron.

Pero esos casos siguen siendo raros. Sin embargo en series de televisión, películas o en novelas vemos como el asesinato es algo común, habitual, cierto y repetido. La ficción negra está presente en el arte desde casi siempre, desde Caín y Abel.

Los hombres, muchos más remisos a matar en la realidad, saben que ese hecho es delito, es malo, va contra las normas morales, sociales y judiciales. Tal vez por eso la ficción, cumpliendo los sueños de muchos, muestran los vericuetos del asesinato, la dificultad o sencillez de cometerlo, las variedades de los que lo hacen, los motivos buenos o malos para llevarlo a cabo.

El asesinato no es una de las bellas artes, pero forma parte de esas artes tan de cerca, que ha formado un género propio, un género que cuenta con grandes seguidores, con muchos y muchos asesinos ficticios.


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