En la misma época, en el mismo lugar y haciendo lo mismo a la vez coincidían Quevedo, Lope, Calderón, Cervantes, Tirso de Molina, Góngora y muchos otros menos nombrados aunque también talentosos como Rojas Zorrilla o Vélez de Guevara.
Todo ese genio reunido y unido, que escribía a la vez y que tenía referentes culturales, sociales, religiosos, morales y económicos similares producían obras magnas que aún hoy en día siguen vigentes.
El teatro español, que era un gran negocio para los propietarios de los corrales, los impresores y los autores, se llenaba continuamente de unos espectadores necesitados de diversión. El listón de los espectadores, muy alto, hacía que los autores se esmeraran y trabajaran mejor que nunca.
Además, la competencia entre los autores, el talento que se contagiaba, que se copiaba y que se mezclaba, hacía que las obras fueron mucho mejores, mejor construidas, más literarias y funcionales.
Enemistades, duelos, empeños, ataques velados o directos, pendencias, todo eso se juntaba en la relación que los autores tenían entre sí. Pero además admiración y buen juicio se mezclaban en la obra de estos hombres destacados.
Una época que no en vano se llama siglo de Oro pues junta con diferencia a algunos de los mejores autores de la literatura española. Unos autores cuyas obras siguen disponibles, vigentes y al alcance de todos.
Todo ese genio reunido y unido, que escribía a la vez y que tenía referentes culturales, sociales, religiosos, morales y económicos similares producían obras magnas que aún hoy en día siguen vigentes.
El teatro español, que era un gran negocio para los propietarios de los corrales, los impresores y los autores, se llenaba continuamente de unos espectadores necesitados de diversión. El listón de los espectadores, muy alto, hacía que los autores se esmeraran y trabajaran mejor que nunca.
Además, la competencia entre los autores, el talento que se contagiaba, que se copiaba y que se mezclaba, hacía que las obras fueron mucho mejores, mejor construidas, más literarias y funcionales.
Enemistades, duelos, empeños, ataques velados o directos, pendencias, todo eso se juntaba en la relación que los autores tenían entre sí. Pero además admiración y buen juicio se mezclaban en la obra de estos hombres destacados.
Una época que no en vano se llama siglo de Oro pues junta con diferencia a algunos de los mejores autores de la literatura española. Unos autores cuyas obras siguen disponibles, vigentes y al alcance de todos.
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