Sonia lleva unos días
sin ver a Miguel. Él está fuera de la ciudad. No le gusta viajar,
pero son cosas de trabajo. En estos días aburridos Sonia ha salido a
pasear por la ciudad. La conoce bien. Sabe cómo son las plazas y las
calles. Sabe cómo llegar más rápido a los sitios. Sabe las
historias que se guardan en las casas.
En aquella vivía su
amiga Alejandra. Se casó con un hombre muy simpático y guapo. La
mitad de la boda era pura envidia. Ese hombre guapo y simpático la
dejó por otro hombre tan guapo y tan simpático como él. La vida es
una comedia piensa Sonia.
Por las noches Sonia ha
salido también. Quería comprobar cómo era la noche en la ciudad.
Quería saber dónde ir si un día Miguel y ella querían dar una
vuelta. Tomar algo. Sentirse viciosos. Sentirse bohemios y crápulas.
Los bares están juntos en un par de calles. El ambiente es bueno.
Gente joven (más joven que Sonia). Como se puede ir sola a sitios
así, Sonia ha venido con unas amigas. Casadas. Han cenado y se han
tomado una copa. Le han preguntado por Miguel. Ella ha contado muy
poco.
Al llegar a casa Sonia
ha echado de menos a Miguel. Pero ha echado más de menos saber cosas
suyas. Casi no sabe nada de él. Casi no le conoce.
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