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miércoles, mayo 23, 2012

23 DE MAYO

Me lloran los ojos. Yo nunca lloro pero mis ojos sí. Lloran la primavera. Lloran el polen de las flores que tanto te gustan. El sol brilla y luce y los pájaros no lloran esta primavera que me hace llorar. Vivir encerrado es otra cosa. Todo te protege de todo. Te protege de la gente que está fuera. Te protege de ti mismo hablando, tocando, viendo a otra gente. Te protege del aire y del sol y de estas lágrimas estúpidas que te hacen reír.
Tus ojos azules brillan menos que las amapolas. Tu piel está ya menos blanca. Las paredes de la habitación eran muy blancas. No había nada azul. Nada. Mis ojos no podían llorar. No había diferencia entre otoño y primavera. No había esa risa que oigo ahora.
Me lloran los ojos bajo el sol ardiente. La ciudad reluce. Más aún dentro de mí. Entre paredes blancas no pasaba nada. Respiraba. Latía. Ahora, fuera, tus ojos azules y tu piel blanca no consiguen que mis ojos dejen de llorar.




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