Sin duda el más famoso de todos los cómicos del cine mudo es Chaplin. Como los demás Chaplin también viene del teatro, el music hall donde sus padres trabajaban también.
Pero pronto Chaplin da el salto al cine. Al principio rueda una serie de cortometrajes en los que se cuentan las aventuras del que será su gran personaje, Charlot.
Ataviado con su traje raído y un poco corto, su bombín al borde de la desaparición y su bastón, Charlot es un vagabundo que intenta ganarse la vida de la mejor forma posible.
Pero para ello siempre se enfrenta a tipos más fuertes o más ricos. Pese a ello, Charlot siempre intenta mejorar, comer y ascender en la escala social.
Chaplin había vivido la pobreza y conocía los sórdidos ambientes del Londres más deprimido, y es ahí donde centra sus comedias. Personajes que intentan sobrevivir por todos los medios, pero que nunca acaban de triunfar.
Al principio sus comedias son un compendio de humor físico con golpes, caídas y acrobacias, pero con el tiempo se van perfeccionando. La quimera del oro, donde Charlot va a Alaska buscando oro o Tiempos modernos atestiguan esa evolución. Crítica social, ternura y humor se dan de la mano en su obra.
A diferencia de otros, Chaplin sí logra superar la barrera del lenguaje y es capaz de adaptarse al sonoro. El gran dictador, aun con muestras de cine mudo como la escena de la barbería o la del globo terráqueo tiene momentos de lúcidos parlamentos.
Reconocido por todos, mezquino, tierno e infantil, luchando por la supervivencia, Chaplin y Charlot son el gran referente del humor cinematográfico para todos los que han intentado alguna vez hacer reír a los demás.
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