¿A quién pertenece un personaje? ¿a
su autor o a su público? Cuando un personaje trasciende más allá
de lo esperado, podría considerarse que ya no es sólo de su autor,
que también pertence a su público, que es del acervo cultural y que
por tanto, su propiedad es un poco de todos.
Además, ese personaje, dado su
carácter tan conocido, sus cualidades universalmente aceptadas, es
tan conocido que cualquiera puede definirlo. Por tanto, no sería
sólo una cuestión de los autores, ya es tan conocido, ya es tan
público su carácter, su forma de actuar y de hablar y de pensar que
pertenece a todos.
Pero no olvidemos que, finalmente, es
un autor el que crea un personaje. Y que es él el que decide qué
sucederá con él, cuándo morirá, cuál será su siguiente
aventura, qué le deparará el futuro.
Entre estos dos posibles caminos se
mueven las dos grandes estrellas del cómic europeo. Asterix ha
estrenado nueva historieta, alejado ya de sus creadores originales,
Uderzo y Goscini. Las aventuras y el carácter de Asterix es tan
conocido que los nuevos creadores pueden escribir un Asterix igual al
que harían los originales.
Estos y los depositarios de sus
derechos están muy contentos con Asterix y los Pictos, la nueva
historieta del héroe galo. Creen que responden a lo que debe ser
Asterix, a lo que deben ser sus personajes y sus aventuras. Su obra
ha pasado a ser de dominio público en el sentido cultural.
En el otro lado está Tintín. Herge,
su creador, siempre se opuso a que hubiera historietas de su héroe
no escritas por él. A pesar de la publicación de Titín en el lago
de los tiburones, película traspasada luego a cómic, escrito por
otros autores distintos, el autor belga siempre se opuso a un Tintín
sin él.
Y así será, al menos hasta 2052,
justo un año antes de que el personaje sea de dominio público,
pierda sus derechos de autor. En ese momento habrá una nueva
historieta de Tintín, que hará que los derechos se renueven y que
nadie pueda escribir más tintines sin la autorización de los
depositarios de los derechos.
Dos formas de ver a los personajes: una
pública y otra privada, una continuista y otra absorvente.
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