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martes, noviembre 19, 2013

ARDALÉN, PREMIO NACIONAL DEL CÓMIC

Somos lo que recordamos. Y si no recordamos no somos nada. Cambiamos lo que pasó. Lo modificamos para que sea como queremos que sea. Para recordarlo sin dolor. Recordamos lo vivido y así sabemos que lo hemos vivido, sabemos que ha pasado y que ha sucedido y que no lo hemos imaginado.

Sabela no puede recordar. Y Fidel la ayuda a recordar su historia, una parte de su historia. Entre los dos van reconstruyendo la vida de Sabela. Pero no todo es recuerdo. A veces es imaginación. A veces es sueño. Y todo se mezcla. Lo no sucedido. Lo imaginado. Lo real.

Eso sucede en Ardalén, la obra que ha dado a Miguelanxo Prado el Premio Nacional del Cómic. Con una obra plagada de éxito y de buenos trabajos, Prado consigue con esta obra que está en el límite de lo real y de lo fantástico (un poco como está El Quijote) que los mundos se mezclen, se enreden. Y que los recuerdos y la fantasía se mezclen.

Esa mezcla que también encontramos en Luis Durán. O en Paco Roca. Esa mezcla que forma parte de lo que se ha llamado Realismo Mágico, que empieza en España, con la obra de Fernández Flórez y la de Cunqueiro, y que los novelistas gráficos, los ilustradores y escritores han plasmado tan bien en sus libros.

¿Dónde llevará el recuerdo de Fidel a Sabela? ¿Sucede todo o es sólo sueño? ¿vivimos o recordamos? Todas esas interrogantes en el mundo fantástico que los dibujos de Prado plasman estupendamente en el libro.

(Prado, Miguelanxo, Ardalén, Norma, 25 euros)




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