El Premio Nacional de Las Letras Españolas distingue desde
hace tiempo a los escritores más reconocidos de nuestro país. En este año el
ganador ha sido Luis Goytisolo que a sus 78 ha sido premiado con este galardón
por el conjunto de su carrera.
Perteneciente a la saga familiar y literaria de los
Goytisolo, que cuentan entre sus miembros a otros ganadores del mismo premio y
a varios escritores de renombre, Goytisolo es uno de esos nombres que se dan
cuando quiere parecer que se lee algo difícil, intrincado, culturalmente de
gran nivel.
El jurado a la hora de definir su literatura y justificar el
premio ha indicado que se lo otorgan por obra “siempre comprometida con la
búsqueda de nuevos territorios literarios” que son palabras muy sonoras, pero
que no queremos saber qué indican. Se supone que Goytisolo, por estas palabras,
es un innovador continuo en su escritura. O bien alguien que busca lugares de
los que escribir.
Comprobando la nómina de escritores que han ganado el
premio, observamos en ella un elenco majestuoso de nombres estudiados en el Bachillerato
por todos. Estudiados como nombres, no como autores. Sánchez Ferlosio,
Francisco Ayala, Ana María Matute, Caballero Bonald y una larga lista de
autores conforman el elenco de premiados.
Viendo esos nombres, parece que el premio se otorga siempre
a autores que han pasado incluso la barrera de los consagrados. Autores que
están cerca de la ochentena o que la rebasan cumplidamente. Autores que no
admiten discusión, pues poseen un nombre literario y una historia de su
literatura, pero autores cuya relevancia actual es ínfima o incluso mínima.
Las obras de Goytisolo no aparecen entre las más leídas, ni
entre las más vendidas. El resto de autores ya habían producido lo mejor de sí
mismos cuando les fue otorgado el premio, que no fue nunca un acicate para
seguir con su labor, sino más bien un reconocimiento a su retirada, a su obra
ya finiquitada.
Sin duda es un premio enormemente prestigioso, pero tal vez
le convendría una renovación, para estimar y premiar a autores relevantes en la
actualidad, autores que pueden influir en los demás no sólo con lo ya hecho,
sino con el camino que tomarán a partir de ahora. Autores más jóvenes, más en
consonancia con los tiempos, cuya obra esté todavía en progreso.
Ese es el problema de este tipo de premios (resaltábamos lo
mismo de los Nobel) otorgados más a una carrera que a un autor. No tendrán ya
demasiada influencia y serán pocos los que se vean animados a conocer a
Goytisolo. Quedará su prestigio intocable y su obra estandarizada. Pero estará,
tal vez, demasiado lejos del lector actual.
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