En la lengua cotidiana se crean expresiones que representan una verdad, al menos una verdad que lo fue durante un tiempo. La expresión dictadura bananera viene dada por la gran cantidad de dictadores que se dieron durante un tiempo en un centro y sudamérica. Zonas inestables y con dictadores de enorme egocentrismo, la expresión venía a resaltar ese hecho que tiene mucho trasfondo tanto histórico como político que no vamos a desmenuzar ahora.
Un número importante de dictadores, la mayor parte militares que dieron un golpe de estado, mandaron y aún mandan con mano de hierro y sobre todo con un enorme culto a la personalidad en esa zona del mundo. Pinochet, Stroessner, Trujillo, Videla, Banzer, Somoza y muchos otros mantuvieron gobiernos represores y crueles que limitaron las libertades.
Pero además de eso, muchos de ellos gobernaron con una megalomanía propia de algunos emperadores romanos. El exceso, el mal gusto y sobre todo la vanagloria personal perseguía a estos hombres que han quedado inmortalizados en obras literarias que dan muestra, si bien ficticia, de sus desmanes.
La fiesta del chivo, de Vargas Llosa se centra en una de las dictaduras más crueles y megalómanas de la zona, la de Rafael Leónidas Trujillo en la República Dominicana. Durante más de treinta años Trujillo dirigió el país, cercenó libertades, se hizo con el control del dinero e incluso del clero y creó un país que estaba a su manda y su servicio. Cambió el nombre de la capital a Ciudad Trujillo y durante su mandato se cuentan más de cincuenta mil muertos por represión, además de la depuración de haitianos y el intento de enblanquecer la población local. En su libro Vargas Llosa desmenuza la personalidad de Trujillo y muestra al tirano en su dimensión más plena.
Tirano Banderas es una obra muy anterior, de 1926, escrita por Valle Inclán. Con un lenguaje cuidado y estilizado, lleno de americanismos y giros dialectales, Valle crea un esperpento novelesco en el que retrata a un dictador americano (de país ficticio) que muestra las características de casi todos los dictadores del lugar. Prototipo de esperpento, de realidad ridiculizada y estilizada, la obra de Valle muestra la grotesca cara del despótico poder de estos hombres.
Muchas más obras tratan las dictaduras americanas, con sus torturas, sus desapariciones y su dolor que aún no ha desaparecido, desde Roa Bastos hasta Hergé en algunos álbumes de Tintín. Y todos resaltan la crueldad, la arbitrariedad, el capricho y la maldad de estos hombres que decían salvar la patria, cuando sólo estaban condenando inocentes.
Un número importante de dictadores, la mayor parte militares que dieron un golpe de estado, mandaron y aún mandan con mano de hierro y sobre todo con un enorme culto a la personalidad en esa zona del mundo. Pinochet, Stroessner, Trujillo, Videla, Banzer, Somoza y muchos otros mantuvieron gobiernos represores y crueles que limitaron las libertades.
Pero además de eso, muchos de ellos gobernaron con una megalomanía propia de algunos emperadores romanos. El exceso, el mal gusto y sobre todo la vanagloria personal perseguía a estos hombres que han quedado inmortalizados en obras literarias que dan muestra, si bien ficticia, de sus desmanes.
La fiesta del chivo, de Vargas Llosa se centra en una de las dictaduras más crueles y megalómanas de la zona, la de Rafael Leónidas Trujillo en la República Dominicana. Durante más de treinta años Trujillo dirigió el país, cercenó libertades, se hizo con el control del dinero e incluso del clero y creó un país que estaba a su manda y su servicio. Cambió el nombre de la capital a Ciudad Trujillo y durante su mandato se cuentan más de cincuenta mil muertos por represión, además de la depuración de haitianos y el intento de enblanquecer la población local. En su libro Vargas Llosa desmenuza la personalidad de Trujillo y muestra al tirano en su dimensión más plena.
Tirano Banderas es una obra muy anterior, de 1926, escrita por Valle Inclán. Con un lenguaje cuidado y estilizado, lleno de americanismos y giros dialectales, Valle crea un esperpento novelesco en el que retrata a un dictador americano (de país ficticio) que muestra las características de casi todos los dictadores del lugar. Prototipo de esperpento, de realidad ridiculizada y estilizada, la obra de Valle muestra la grotesca cara del despótico poder de estos hombres.
Muchas más obras tratan las dictaduras americanas, con sus torturas, sus desapariciones y su dolor que aún no ha desaparecido, desde Roa Bastos hasta Hergé en algunos álbumes de Tintín. Y todos resaltan la crueldad, la arbitrariedad, el capricho y la maldad de estos hombres que decían salvar la patria, cuando sólo estaban condenando inocentes.
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