La apertura de un
nuevo museo, además de una buena noticia para los que disfrutan del
arte, es también una noticia rara en estos tiempos. Los gestores de
la nación y gestores también de la cultura que generamos todos, ven
en estos contenidos un buen impulsor para su publicidad cuando todo
va bien y un lugar fácil de eliminar, recortar o limitar cuando todo
va mal. Y ahora, aunque no hace falta recordarlo, todo va mal.
Pese a ello, el
presupuesto cultural subirá para el próximo año y se abrirá un
nuevo museo. No será un museo con nuevas colecciones, sino que
reubicará todas las que tienen una mima temática, la de los
maestros flamencos y holandeses. Y hay que añadir que el museo no es
una idea de los gestores públicos, sino que será una entidad
privada, la Fundación Carlos de Amberes, la que será propietaria
del museo y de gran parte de las obras que en él se expongan.
Obras de Rubens, Van
Dick o Brueghel el Viejo llegarán dando cierta unidad temática y
cronológica a la pintura de la época, una pintura que tanto ha
impresionado durante los años y que tanto ha influido en la historia
de la cultura y del arte universal.
Un museo nuevo, con
obras de importantes nombres de la pintura universal, no sólo es una
noticia sorprendente, sino sobre todo una buena noticia, tanto para
los visitantes del museo como para aquellos que entienden que la
cultura es algo más, que es algo consustancial al ser humano, algo
que se precisa para ser no sólo un cuerpo vivo que respira y come.
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