Cuando está a punto
de comenzar el año 2015, aquel en el que se celebra el cuarto
centenario de la publicación de la segunda parte de El Quijote (la
primera se publicó en 1605 y la segunda en 1615) parece que todos
están en una línea de salida previa a esta celebración, sumando
noticias, rumores, presiones e ideas para conmemorar esta fecha al
que seguirá, un año después, el aniversario de la muerte del
escritor.
Noticias sobre
Cervantes y sobre su obra magna se encuentran casi diariamente en la
prensa, hablando sobre las fuentes reales que pudieron inspirar al
escritor a la hora de crear sus personajes, de actas de nacimiento o
bautismo y de la búsqueda de sus restos.
Como si el juez de
una carrera hubiera llamado a la línea de salida a todos aquellos
que quieren hacer algo en esta conmemoración, se apiñan los
cervantistas y los quijotistas en esa línea de méritos para que su
trabajo sea reconocido y su nombre se una al del más universal de
nuestros autores.
Poco importan esas
investigaciones, poco importa si en realidad hubo un Quijada o un
Sancho que inspiraron a los personajes. Sin el trabajo y el talento
de Cervantes nada de eso se hubiera convertido en algo nuevo,
distinto y más grande, en El Quijote, obra que no necesita de
contexto, ni de conexión con lo real para ser genial y despertar el
interés, todavía, de autores y lectores.
En esta fiebre pre
Quijotesca que vivimos, se publican incluso nuevas andanzas de Sancho
Panza, la única noticia literaria realmente relacionada con la obra
cervantina. Una continuación firmada por Trapiello, al estilo de las
muchas que de las aventuras de Sancho y Quijote se han hecho durante
siglos. Un homenaje literario a un libro enorme que no deja de
sorprender, por sí mismo y por la capacidad de ser actual y
actualidad continuamente.
Esperamos las
vueltas de tuerca que se puedan imaginar para las futuras
conmemoraciones, el rédito que aún se le sacará a la obra
cervantina, a las historias que genera e incluso a los propios huesos
del por todos los pueblos reivindicado Cervantes.
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