Entre las novelas
que no triunfaron en la vida de sus autores destaca poderosamente
Moby Dick, sobre todo por el enorme éxito que tuvo después. Su
meticulosidad en las descripciones de la vida marinera, sobre todo de
los balleneros, o su acción que avanza lentamente no ayudaron a que
la novela tuviera una vida fácil. Pero con el tiempo, la historia
ganó a todo y se impuso como un clásico norteamericano, que es
tanto como decir un clásico mundial.
La obsesiva historia
del capitán Ahab y su lucha contra la ballena blanca que le arrebató
su pierna, se ha convertido en toda una alegoría de la obsesión.
Las ideas repetitivas y obsesivas pueden ocupar la cabeza del ser
humano con una tenacidad sorprendente, y son capaces de permanecer en
él hasta que se realizan, sea cual sea el final de esa realización.
Perder la vida le daría igual al capitán Ahab con tal de calmar su
obsesión y de cumplir con su venganza.
Otras ideas
simbólicas permanecen también en la novela, muchas de temática
religiosa y filosófica, como son el objetivo final de la vida como
una búsqueda incesante. También la presencia en un barco de muchos
hombres de muy diversas nacionalidades le dan cierto aire de historia
universal contada a través de una historia personal.
Como clásico que
es, Moby Dick ha motivado versiones y otras realizaciones de la
historia a través de otros géneros. El cine llevó a la pantalla la
historia con Gregory Peck como protagonista. Y ahora dos autores
franceses (Jouvray y Alary) publican una revisión en cómic de la
clásica novela de Melville.
Con detallados
dibujos, con atención a los detalles de la descripción y también
atendiendo a la narración, a los hechos que acercan a la tripulación
del ballenero al abismo, a la muerte, a la obsesión del capitán que
acaba por extenderse a todos, así se presenta este cómic que tiene
la capacidad de dar a conocer la historia de Moby Dick con mucho más
dinamismo y ligereza.
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