Tras un naugfragio,
Lemulel Gulliver, es llevado a una costa desconocida. Al entrar más
detenidamente en el lugar comprueba que su tamaño ya no es el que
era, ahora es un gigante entre enanos. Está en Lilliput. Allí es
apresado por el rey y utilizado en la guerra que Lilliput mantienen
con Blefuscu. Pero se niega a convertir a este último reino en una
provincia por lo que es acusado de traición. Gulliver huye de
Lilliput y vuelve a Inglaterra.
En otro de sus viajes,
el barco de Gulliver se pierde y encaya en Brobdingnag. Allí
Gulliver y su tripulación son perseguidos por gigantes. Pero los
compañeros de Gulliver le abandonan. Allí es apresado y llevado ante
la reina de la que se convierte en mascota. Tras muchas aventuras,
Gulliver es apresado por un águila, que le suelta en mitad del mar,
donde un barco le acoge y le lleva a Inglaterra.
Gulliver, acostumbrado
a la maravilloso, se aburre en Inglaterra y vuelve al mar a vivir
nuevas aventuras. En el universo maravilloso que habita el viajero,
sus pasos le llevan a Laputa, Japón y a tierras donde habitan magos
y hombres inmortales, pero no eternamente jóvenes.
En su último viaje,
Gulliver sufre un motín en su barco y es abandonado en una barca.
Así llega al país de los Houyhnhnms. Allí habitan unos hombres
deformes y unos caballos salvajes, que resultan ser civilizados.
Gulliver comprende que los caballos viven de acuerdo a la naturaleza
y la razón y se queda con ellos, hasta que un navegante portugués
lo rescata y lo devuelve a Inglaterra.
Más allá de mostrar
mundos maravilloso y universos paralelos, Los Viajes de Gulliver
son una sátira del mundo de su época. La guerra entre Lilliput y
Blefuscu muestra los desmanes guerreros de la época. Los gigantes no
dejan de ser una metáfora de los poderosos que usan a los pobres y
pequeños como mera diversión. En sus otros viajes por Laputa y
Japón, Gulliver habla de los desmanes de la ciencia práctica y al
final de sus viajes, se convierte en un eremita, en un solitario que
desdeña al hombre y la sociedad pues comprende que no vive como la
naturaleza dicta, sino que vive para su provecho, para la ambición y
el egoísmo.
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