El teatro de Jardiel Poncela se movió
siempre entre grandes magnitudes, o el fracaso absoluto o el éxito
más clamoroso. Esto definía bien la personalidad del autor, siempre
caustico, siempre directo, siempre todo o nada, odiado o amado. Eso
mismo provocó que al final se viera arruinado y asistido por unos
pocos, muy pocos, amigos, entre los que siempre se encontró Fernán
Gómez.
Dentro del panorama del teatro de los
treinta, los cuarenta y los cincuenta, el de Jardiel es un teatro
moderno, vinculado con la vanguardia, aunque siempre moviéndose en
un género claro: el humor. La intención de Jardiel siempre fue
escribir teatro, estrenar teatro, vivir del teatro. Pero mientras
escribió cuatro novelas humorísticas de gran calidad. Así como una
serie de libros misceláneos de aforismos, cuentos e historietas en
los que depura el estilo de Ramón Gómez de la Serna hasta hacerlo
asumible por el público.
Dentro de su producción hay enormes
éxitos y fracasos muy sonados, con pateo incluido por parte del
público que asistía a la representación. Su teatro era moderno y a
veces no se entendía lo que quería decir, el humor que estaba
utilizando.
Muchas de sus obras aún se estrenan y
con éxito en los escenarios madrileños. Jardiel es sinónimo de
muchos espectadores. Se guarda de él un gran recuerdo y por eso,
cuando sus obras se reponen, las salas tienen un alto número de
espectadores.
Eloísa está debajo de un almendro,
Cuatro corazones con freno y marcha atrás, Un marido de ida y vuelta
o Usted tiene ojos de mujer fatal son algunas de sus obras más
exitosas, algunas de las últimas repuestas en los escenarios.
Casi todas ella pasaron, con más pena
que gloria, al cine. De algunas hay más de una versión. Pero nunca
triunfaron sus obras en las adaptaciones que se hicieron, tal vez
porque no fueron adaptadas por el propio autor madrileño. Resulta
muy difícil encontrar en el teatro español una escena teatral tan
divertida y bien trabada como el prólogo de Eloísa está debajo
de un almendro.
El teatro de Jardiel conoció y sigue
conociendo el éxito. Perdura su memoria, se reedita y se representa
todavía. Porque era un teatro distinto, moderno, vanguardista y
divertido. Porque era un teatro divertido. Y porque sigue siendo un
humor, un teatro vigente.
1 comentario:
Curiosa esa leyenda urbana de "los fracasos que conoció Jardiel". Sólo hay que remitirse a las cifras de las funciones que tuvo cada una de sus obras para ver que apenas conoció el fracaso. Grande Jardiel.
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