Caspa Radioactiva, comida cerebral para
mutantes felices es el título que el dibujante argentino Darío
Adanti daba a su sección en El Jueves. Y es también el título de
la recopilación definitiva que se publicó en forma de libro hace ya
algunos años.
Caspa Radioactiva es sobre todo humor
brutal, directo y sin remilgos. El humor se hace siempre contra algo
y puede ser más dulce o más amargo contra lo que se hace, puede ser
más duro o más blando, puede ser más humano o más inhumano. En
esta elección, Adanti siempre elige la más radioactiva, la más
antisocial, la más brutal.
Las tiras de Adanti están llenas de
personajes sin moral, sin escrúpulos, sin remilgos familiares,
sociales o sexuales. El hombre gato, Niño Dios o la familia tostada
son algunos de los personajes que circulan por estas historias. Tiras
breves, de dos, tres o cuatro cuadros, donde se usa el final
sorpresa y brutal.
Amputaciones, dolor, problemas
sexuales, comentarios ácidos sobre la realidad, la historia o los
productos de consumo recorren las páginas de Caspa Radioactiva. Un
mimo que es tetrapléjico. Un padre que da consejos de como ser
abyecto a su hijo. Un Niño Dios que usa sus poderes para multiplicar
las drogas.
Así es el humor de Adanti, brutal,
irónico, absurdo, duro. Un humor que funciona. Pero que puede llegar
a escocer, como el Listerine. Y que no pretende reflejar la sociedad,
pero que de una forma un tanto lateral la refleja, muestra, desde una óptica aumentada, lo peor del ser humano y su comportamiento.
Una compilación de todo ese material
apareció en forma de libro con el título de Toda aquella Caspa
Radioactiva, que por desgracia es difícil de conseguir en este
momento. Más de 300 páginas con las cosas de Adanti, con la caspa
radioactiva que se nos cae de la cabeza y nos quema los hombros. Con
la caspa de la vida absurda e imposible del Hombre Gato o de Niño
Dios, siempre estrujados por el destino, siempre provocando la
carcajada de la brutalidad y el dolor.
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