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sábado, marzo 17, 2012

PASTOR

Con el tiempo Miguel ha establecido una relación amistosa con Dios. Muchas veces sabe que no puede existir, que es imposible que Dios haya creado el mundo, su persona o la religión. Muchas veces Miguel mira al nihilismo como la única respuesta posible a la vida. Nada significa nada. Pero Miguel sabe que esa idea es peligrosa, por eso se la calla la esconde. Mientras tanto habla con Dios mucho rato. En su cabeza todo es una conversación. Con mujeres que ama o amó. Consigo mismo. Con algunas personas que no conoce, pero que son conocidas: escritores, periodistas, locutores radiofónicos. Y muchas veces habla con Dios. Le llama. Le pregunta. Pide su ayuda. “El Señor es mi Pastor...” muchas veces cuando la tentación o el deseo se hacen dolorosos Miguel se acuerda de Dios y convoca su nombre para que le ayude. Cuando corre, Miguel se siente cerca de Dios, siente cierta elevación, cierto poder que le sentir por un momento que Él existe. Y cuando para y siente toda la energía de sus músculos y el placer de la serotonina o de cualquier otra hormona que no conoce, Miguel sonríe y piensa en Dios y en las mujeres.  







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