Para Miguel muchos pensamientos son
pecado. Y están prohibidos. Eso le bloquea. Sabe que eso le impide
tener fantasías con mujeres que tiene cerca. Es algo útil casi
siempre, pero hoy Sonia se le ha insinuado. Miguel ha bloqueado a
Sonia en su pensamiento y no piensa en ella como mujer, no se permite
tener fantasías con ella. Porque tiene un vínculo demasiado
personal con ella. O así lo cree. Así que Miguel se ha marchado a
casa solo, ha salido a correr, se ha duchado y ha visto la
televisión.
Por la mañana Miguel ha pensado en
Sonia, en lo que ha sucedido con ella. Ha pensado en sus pechos. Sabe
que sus pechos son atractivos, son grandes. Ha pensado en situaciones
que acabarían con ambos en la cama. O con ambos practicando sexo.
Pero ninguna opción le ha parecido convincente. Demasiadas palabras
entre ambos. Demasiado conocimiento. Ningún amor.
Miguel ha bloqueado ese pensamiento
porque sabe que está mal fantasear con Sonia. Porque eso le
impediría verla como otra cosa que como un objeto de deseo. Sabe que
esos pensamientos son absurdos. Intuye incluso que puede ser una
huida. Que lo único que tiene realmente es miedo, pero le gusta
pensar en eso, creer que es verdad que no puede porque ha bloqueado
los pensamientos sexuales hacia Sonia.
A Miguel a veces tropieza con Elena. A
veces la toca conscientemente. O ella le toca a él. Sin intenciones.
Pero se excita. Sólo con tocarla. Miguel ha llamado a Sonia y ha
quedado con ella.
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