Me vienes a buscar y me sonríes. La
vida es una mañana soleada. Paseamos por el parque, por las calles
que ya no conozco de esta ciudad que había olvidado, que tenía
guardada dentro, pero que ya no es la misma por fuera. Tus ojos son
más azules hoy. Pero me da igual. Podrían ser muy marrones o muy
verdes. Lo que importa de tus ojos es otra cosa.
El sol le da a mi piel otro olor, otro
color. Me dan ganas de correr, de saltar. Mi pierna responde bien.
Mis pulmones se llenan. Simplemente así. Sin otras sensaciones.
Suelto el aire de un golpe. Es un suspiro largo y alegre. Llevamos un
rato en silencio y no importa. Paseas y te sigo.
La ciudad era más aburrida cuando me
era conocida. Era vieja y me la sabía. Conocía sus esquinas, la
gente que me iba a salir en cada lugar. Ahora ya no. Todo es nuevo.
Mis ojos son nuevos. Tu compañía es nueva. No hay nada en la ciudad
que no quiera conocer. Ninguna calle que no quiera pisar. Otra vez
brilla el sol en tus ojos. No pienso en el tiempo.
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