Yo no soy una mujer. Es evidente. Lo sé
porque cuando me toco no tengo lo mismo que toco cuando toco a una
mujer. A veces me gustaría serlo. O, mejor dicho, me gustaría que
al tocarme hubiera lo que hay cuando toco a una mujer, pero ese es
otro tema del que no vamos a discutir ahora.
En el bar me han propuesto que haga una
noche dedicada totalmente a la mujer, con canciones que fueron
cantadas o compuestas por mujeres. A mí no me importa hacerlo,
porque hay grandes canciones de mujeres y yo me las sé. Se trata de
conmemorar el día de la mujer trabajadora, aunque no sé si es una
buena manera.
Realmente no creo que deba celebrarse
un día así. Al menos debería ser fiesta para las mujeres, ya que
se lo han ganado. Ya hay un día del trabajador, que incluye a la
trabajadora. Que las mujeres trabajen no es noticia, ni debería
serlo. Sí que se las trate mal. Que tengan trabajos peor pagados o
que sean discriminadas. Para eso están las leyes y no los días en
los que se hacen gestos vacíos y estúpidos.
Pero como no me gusta discutir he
cantado un montón de grandes canciones hechas por mujeres para un
montón de espectadores que eran mayoritariamente hombres. Querían
ligar.
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