Hablo sobre el pasado. Mi pasado no es
tan malo como pueda parecer. Llueve fuera. Frotas tus manos para
quitarte el frío. Tus ojos azules brillan un poco menos. El cielo es
gris y no hay luz. Tus ojos no brillan por eso, pero no son menos
azules. Te ríes de mi pasado. O de mi forma de contarlo. La vida es
así. Y a mí me hace gracia.
Llueve fuera y no podemos salir y
pasear. Tus manos ya deberían estar calientes. Sonrío al comprobar
que no es cierto. No debería hablar tanto. Demasiado rápido.
Renacer tiene estas cosas. Las montañas a lo lejos se van llenando
de nieve. Es demasiado tarde para esta nieve. Pronto se deshará y
llenará los ríos.
Llueve fuera y dentro hace calor. Hablo
de mi pasado. Contarlo es darlo por terminado. Por enterrado. Llueve
fuera, pero da lo mismo. El renacimiento no tiene pausas. No siento
miedo ni dolor. Y eso me asusta un poco. Sé que es una paradoja.
Pero me río. Me río y hablo. La vida vuelve.
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