Los detectives
fueron desde el principio un gran invento para la literatura. Desde
que Hammet y Chandler y Christie pusieran en ellos sus ojos, la
figura de estos hombres se mitificó. Tal vez fue Hammet el que mejor
los comprendió, seres anónimos, con el nivel moral variable a la
hora de hacer su trabajo, pero siempre solucionando los problemas y
sobre todo haciendo que la justicia y en ocasiones incluso la ley, se
cumpliera. De hecho el propio Hammet trabajó como detective un
tiempo.
De entre esos
personajes míticos, destaca Maigret, la creación de George Simenon,
que tal vez mermado por su no presencia en el mundo audiovisual, como
si han estado los americanos o los Poirot, vendía y vendía millones
de ejemplares de sus aventuras en todos los idiomas.
Maigret, un
detective en Francia, creado por un belga, tiene ese aire de buen
policía, de conocedor de la condición humana y de mantener la calma
en las peores situaciones. No sólo las personales, sino sobre todo
las que afectan a los que le rodean.
Ese Maigret, que
cuenta con su intuición y sobre todo con la capacidad de conocer a
la gente en poco tiempo, protagonizó multitud de aventuras y también
pasó, si bien discretamente, por el cine y la televisión. E incluso
pasa discretamente por el papel actualmente, pues sus novelas no son
fáciles de conseguir, ni baratas.
Dos películas se
han confirmado ahora sobre la obra de Simenon y Maigret. Rowan
Atkinson le pondrá cara. Y no es un personaje cómico. Y no tendrá
que hacer gracia. Esperamos que sea así y que se haga justicia a la
obra de un autor que en tiempos de resurgimiento de la novela negra,
está bastante oculto, bastante desaparecido, tapado por otros
clásicos del género que no superan a Maigret, ni mucho menos.
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