Que el cómic era
mucho más, que no eran solamente las historias ligeras y fáciles de
unos cuantos tipos con poderes extraordinarios que servían para
excitar las mentes adolescentes, se confirmó definitavemente para
muchos con Maus, la gran obra de Art Spiegelman sobre el holocausto
judío.
Una obra
desgarradora en la que Spiegelman bucea en su propia vida y la de su
familia, en la relación con su padre, protagonista del cómic, que
sobrevivió al campo de Auschwitz, en la historia de sus padres, con
el amor y el matrimonio y la peripecia en el campo, tan complicada,
tan dura, tan asquerosa. Con un dibujo en blanco y negro, con un
toque deshumanizador en el aspecto ratonil de los personajes, Maus es
una enorme muestra del cómic y de la cultura y la historia humana.
Spiegelman volvió
de cierta forma al mismo tema de la maldad y la autodestrucción
humana con Sin la sombra de las torres, una historia sobre el 11
de Septiembre. Otro episodio histórico, lleno de maldad, horror y
muerte, que supuso un gran cambio en la mentalidad y que ha generado
multitud de representaciones culturales.
La de Spiegelman
explora esa tragedia desde el punto de vista de la ausencia, de lo
que ya no está, de lo perdido y arrebatado. Una obra que busca en la
perspectiva de los que quedaron y vieron como tanto y tanto se perdió
y observan con asombro que todo sigue, a pesar de todo.
Una obra que ahora
se reedita en España y que es accesible en un momento en que esa
sensación de peligro y pérdida y violencia y absurdo se va
acrecentando con los distintitos ataques, con la sensación de que la
vida no vale nada, de que todo es peligroso y provisional. Una
crónica de nuestro tiempo, de este tiempo que se repite y vuelve y
vuelve.
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