Mientras aquí
agotamos nuestras fuerzas en los últimos meses de conmemoración del
año de El Greco, con diversas exposiciones, actos y demás
actividades que han revitalizado la labor del pintor cretense y que
han dado mucho lustre a los museos toledanos y madrileños que tienen
pinturas del autor, en Estados Unidos se unen a esta conmemoración.
Hasta un total de 27
pinturas del autor permanecen en aquel país que se dispone también
a mostrar al público la maestría y sobre todo la personalidad
propia del trabajo pictórico del autor, tal yc omo ya han hecho las
ciudades españolas.
Dos ciudades, con
cierto pique, expondrán estos cuadros en dos exposiciones
diferentes: Nueva York y Washintong, mostrando sus valiosas
colecciones (obtenidas en épocas en las que todo se vendía en
Europa) y evidenciando la modernidad del autor, algo que hemos oído
tanto aquí ya que lo tenemos como dogma.
La labor del pintor
cretense se nos antoja magna a la vista de las numerosas
exposiciones, cuadros y procedencias de las obras que se han juntado
en los últimos tiempos. De todas partes han venido cuadros y
visitantes para ver algo que en muchos casos estaba aquí sin más
lustre ni visitas que las acostumbradas y obligatorias de algunos
colegios.
Parece que la moda,
en palabras modernas el postureo, es siempre imprescindible en el
arte, y si hoy el gran artista de todos los tiempos es El Greco, otro
día, en otro momento, lo será Zurbarán o Juan Gris, cuya valía
aumentará significativamente y que se convertirán en maestros de
todos los demás.
Dejando de lado
estos irónicos hechos, El Greco sigue despertando interés en su
año, y sigue dando réditos a la pintura y creando beneficios para
los museos y las ciudades, algo que el pintor logró de la nada, de
los lienzos en blanco, como muchos otros artistas que ahora trabajan
creando de la nada.
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