A veces ante un hecho cultural cabe preguntarse por su vigencia o lo que es lo mismo, por su caducidad.
Existen obras que siempre van a parecer eternas, obras que se podrían haber escrito ayer por la tarde. Su vigencia y su forma no caduca y siempre sabemos que podemos contar con ellas.
Pero otras caducan. Envejecen mal. Annie Hall por ejemplo. El propio Woody Allen se encargo de hacer una versión más o menos modernizada en Todo lo demás.
En el mundo del comic las cosas parecen mucho más rápidas. Las viejas historietas parecen infinitamente más antiguas cuando se comparan con las nuevas.
Las historias de Superman o Batman que nos han acompañado durante años han necesitado revisiones e incluso reseteos.
Lo dicho queda obsoleto y viejo. A no ser que trascienda del contexto y las características del personaje. Entonces habrá historias que nunca caduquen.
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