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sábado, febrero 22, 2014

EL AMOR Y LA BELLEZA

La belleza y el amor parecen ir siempre unidos. Las grandes historias de amor de la literatura, tan intensas, tan hermosas y tan delicadas deben haber sido forjadas por hermosas mujeres y atractivos hombres. Pero realmente, no podemos afirmar que eso sea así.

En Entelequia, la novela de Félix Chacón, este habla de una historia de amor entre dos personas feas y dice que esa historia entre dos personas poco atractivas, que se han encontrado al fin es más sincera, es más hermosa, porque es el amor nacido de la verdad, el amor que no se basa en lo físico.

Las historias de amor raramente se producen entre dos personas bellas. Desde Petrarca o Garcilaso identificamos a las amadas de los poetas como mujeres rubias y hermosas, delicadas y bellas que exaltan al máximo el amor en los poetas.

Pero en la poesía moderna la descripción de la amada desaparece. No sabemos como es la Marisol o la Marisombra de Veinte poemas de amor y una canción desesperada. Tampoco aparece en la obra de Salinas una descripción de Keith Withmore. La trilogía saliniana y la obra de Neruda rezuman amor del más hermoso e inmortal, pero no están basadas en la belleza física.

En la poesía moderna la descripción de la amada desaparece. Los lectores tendemos a creerla hermosa, inmensamente bella. Pero no tiene por qué ser así. No hay entre dos personas bellas más amor del que habrá entre dos poco agraciadas.

Esa mentira del amor, que sólo existe entre dos seres perfectos, entre dos seres de hermosura sin par, es desmentida por los poetas, por los escritores o los músicos. No todo amor depende de la belleza. Sin embargo es capaz de destilarla, de mostrar esa belleza. Aunque se produzca en personas que no sean hermosas.



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