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domingo, agosto 11, 2013

LA REALIDAD VERDADERA EN LA CIENCIA FICCIÓN

Con los géneros literarios sucede en ocasiones que no funcionan de la manera que esperamos. Una novela negra no es sólo la historia de un crimen, es también la historia de sus personajes, una disección, en muchas ocasiones, de la mentalidad humana, de cómo se traspasan los límites. Con un género tan estereotipado como la ciencia ficción sucede lo mismo, no son novelas en las que se habla de la influencia de la ciencia en la vida humana. Son disecciones de cómo el hombre puede enfrentarse a determinados hechos, disecciones de cómo es el hombre en determinadas circunstancias.

Tal vez la primera novela de ciencia ficción sea Frankestein de Mary Shelley. En ella vemos cómo se crea un hombre de la nada. Pero más que la historia de cómo crear vida, la novela trata de las implicaciones que tiene el poder. Del peligro de un poder excesivo, de creerse Dios. El doctor Frankenstein crea a su criatura para demostrar que puede hacerlo, para hacer ver su poder, para demostrarse igual a Dios. Y su fracaso es lo natural, no puedo equipararse a un Dios.

En el mismo sentido ahonda H. G. Wells. Tal vez el autor más famoso y leído de la ciencia ficción. 
El hombre invisible y La isla del Doctor Moreau tratan sobre el poder. Sobre como un poder excesivo vuelve loco a un hombre y le hace sentirse suprahumano y ajeno a las leyes, tanto naturales como éticas, que envuelven a lo humano. Esas historias terminan en tragedia evidente para los hombres. Volar demasiado cerca del sol provoca la desgracia. Y estos personajes lo hacen.


Además, Wells muestra no sólo los desarrollos del hombre, muestra los de la sociedad. En La Máquina del Tiempo establece un futuro divido entre dos seres opuestos tanto en lo físico como en lo antropológico. El comportamiento de los Morlocks y de los Elois viene diferenciado por su clase social, que los ha hecho evolucionar de manera distinta. Son frutos de la evolución de las especies, pero marcada esta por los condicionantes sociales y económicos. Muestra como la sociedad injusta va creciendo, como la sociedad lejos de igualarse se separa hasta crear dos razas de humanos.

En El Hombre Ilustrado Ray Bradbury usa la ciencia ficción para, además de entretener, contar historias con implicaciones humanas. El peligro de la ciencia que avanza. La sociedad entumecida por los avances, contenida por la molicie y la comodidad, se va perdiendo en sí misma, crea su propio final. Pero también los derechos sociales de los negros, la marginación de la mujer, la pobreza o el nihilismo tienen cabida en los relatos de este libro. Bradbury utiliza situaciones límites de personajes de ciencia ficción para crear fábulas sobre asuntos humanos, sobre preocupaciones y dolores de los seres humanos, analizándolos desde lejos, con cierta distancia que le permite ser más certero, no implicarse en mostrar lo que hay en la sociedad.

La ciencia ficción no es sólo un género que divierte. También nos muestra otras caras del ser humano. Otras preocupaciones, aunque siempre envueltas en una historia entretenida, con un poco de azúcar.





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