Con los géneros literarios sucede en
ocasiones que no funcionan de la manera que esperamos. Una novela
negra no es sólo la historia de un crimen, es también la historia
de sus personajes, una disección, en muchas ocasiones, de la
mentalidad humana, de cómo se traspasan los límites. Con un género
tan estereotipado como la ciencia ficción sucede lo mismo, no son
novelas en las que se habla de la influencia de la ciencia en la vida
humana. Son disecciones de cómo el hombre puede enfrentarse a
determinados hechos, disecciones de cómo es el hombre en
determinadas circunstancias.
Tal vez la primera novela de ciencia
ficción sea Frankestein de Mary Shelley. En ella vemos cómo
se crea un hombre de la nada. Pero más que la historia de cómo
crear vida, la novela trata de las implicaciones que tiene el poder.
Del peligro de un poder excesivo, de creerse Dios. El doctor
Frankenstein crea a su criatura para demostrar que puede hacerlo,
para hacer ver su poder, para demostrarse igual a Dios. Y su fracaso
es lo natural, no puedo equipararse a un Dios.
En el mismo sentido ahonda H. G. Wells.
Tal vez el autor más famoso y leído de la ciencia ficción.
El
hombre invisible y La isla del Doctor Moreau tratan sobre
el poder. Sobre como un poder excesivo vuelve loco a un hombre y le
hace sentirse suprahumano y ajeno a las leyes, tanto naturales como
éticas, que envuelven a lo humano. Esas historias terminan en
tragedia evidente para los hombres. Volar demasiado cerca del sol
provoca la desgracia. Y estos personajes lo hacen.
Además, Wells muestra no sólo los
desarrollos del hombre, muestra los de la sociedad. En La Máquina
del Tiempo establece un futuro divido entre dos seres opuestos
tanto en lo físico como en lo antropológico. El comportamiento de
los Morlocks y de los Elois viene diferenciado por su clase social,
que los ha hecho evolucionar de manera distinta. Son frutos de la
evolución de las especies, pero marcada esta por los condicionantes
sociales y económicos. Muestra como la sociedad injusta va
creciendo, como la sociedad lejos de igualarse se separa hasta crear
dos razas de humanos.
En El Hombre Ilustrado Ray
Bradbury usa la ciencia ficción para, además de entretener, contar
historias con implicaciones humanas. El peligro de la ciencia que
avanza. La sociedad entumecida por los avances, contenida por la
molicie y la comodidad, se va perdiendo en sí misma, crea su propio
final. Pero también los derechos sociales de los negros, la
marginación de la mujer, la pobreza o el nihilismo tienen cabida en
los relatos de este libro. Bradbury utiliza situaciones límites de
personajes de ciencia ficción para crear fábulas sobre asuntos
humanos, sobre preocupaciones y dolores de los seres humanos,
analizándolos desde lejos, con cierta distancia que le permite ser
más certero, no implicarse en mostrar lo que hay en la sociedad.
La ciencia ficción no es sólo un
género que divierte. También nos muestra otras caras del ser
humano. Otras preocupaciones, aunque siempre envueltas en una
historia entretenida, con un poco de azúcar.
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