Ese bolero que me cantabas aún me hace
sonreír cuando lo escucho, cuando alguna frase me recuerda a su
título, tan simple y tan tonto, como todas esas canciones que tú
cantabas pero de la que solamente puedo recordar esa.
El olvido es una cuestión extraña. Yo
no he querido nunca olvidarte, pero lo he hecho. Pero si me pongo
delante de un teléfono puedo marcar tu número, de manera
automática, y puedo saber contando los tonos si lo vas a coger tú o
lo cogerá tu hermana que siempre me daba charla y tenía la voz tan
parecida a ti que a veces le decía “china” que era lo mismo que
te decía a ti.
En mi cabeza puedo recomponer de una
manera absolutamente veraz la blusa que llevaste en nuestro primer
encuentro, cuando me escuchabas tan atenta, como si yo fuera a decir
algo interesante, yo, que nunca he dicho nada demasiado interesante
si no han sido nombres de mujeres. Esa blusa la he visto después en
otras que me han gustado al instante por llevarla, aunque sin ella me
parecerían deleznables, estúpidas, olvidables.
Pero te he ido olvidando. Tu hermana me
dice que es lo mejor que he podido hacer. Que ella también te ha
olvidado. Pero me llama en mi cumpleaños y hablamos de ti y siempre
tengo que hacerla reír un poco y llamarla “chinita” para que no
se arrugue y se ponga triste y llore un poco. Me llama en mi
cumpleaños para recordarte porque ella también se olvida de ti y no
quiere y le duele olvidar.
Te prometí pocas cosas. Que siempre
intentaría contribuir a tu felicidad. Así que cuando me acuerdo de
ti, cuando oigo el bolero o alguna cosa así, pienso en algo que es
gracioso y que te hubiera gustado escuchar, que te habría hecho
sonreír. Hubieras puesto ojos de china. Intento seguir contribuyendo
a tu felicidad.
No dejarás el mundo si no te olvido,
si la chinita me sigue llamando para recordarte, si su hija lleva tu
nombre con esa alegría que tanto recuerda a la tuya. Ya no te
quiero. No se puede querer a alguien que ha desaparecido hace tanto.
Quiero a otra. Pero te gustaría mucho. Te haría reír ella también,
como lo hacía yo.
Ese bolero que me cantabas aún me hace
sonreír y por eso me lo pongo de vez en cuando. Tú no sabes que aún
suena. Tú ya no sabes nada. No puedes olvidar ni recordar nada. Pero
aquí lo hacemos por ti. Para ti.
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