No se
trata de mí. Se trata de ti. De lo que tú eres cuando yo te miro,
cuando estás a mi lado. Se trata de que eres lo único por lo que
siento apego. Se trata de que eres lo único que sentiría perder.
Eres mi casa. El lugar al que siempre quiero huir y volver. Se trata
de todo lo que no quiero. Y de todo lo que quiero. Los días juntos,
las cosas pequeñas, las tragedias diarias, las comedias universales.
Eso mismo eres. Y confieso que puedo olvidarlo todo y puedes no
importarme. Que hay horas del día que es así. Y confieso que hay
gentes que ocupan tu lugar por un pequeño espacio de tiempo. Pero se
trata de ti y de tu persistencia y de tu pervivencia. Nunca terminas
de irte. Nunca termino de irme de ti. De eso se trata. De ti. De no
poder quererte todo el día. De no querer quererte. De olvidarte.
Pero se trata sobre todo de recordarte. Y de encontrarte en todas. Y
por momentos en todo. Como si tú ya hubieras estado ahí donde yo he
llegado por primera vez y me enseñaras las cosas como siempre me las
enseñas. Se trata de ti y de quererte. Y de odiarte a ratos y de
gritarte y olvidarte y sustituirte. Se trata de volver siempre a ti.
Se trata de que estés aquí y me quieras si quieres, porque yo
quiero quererte a lo largo de los días y las horas, siempre que
pueda. Y voy a esperarte un rato aquí. Por si quieres tú venir
conmigo.
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